Programa Actualización Científica sin Exclusiones (ACisE)

Informes comentados


EM.gif Endocrinología y Metabolismo EM.gif
 
Informe
Autor del informe original
K McCarthy
Institución: Trinity College Dublin,
Dublin Irlanda

Síndrome Metabólico y Envejecimiento Epigenético en Adultos Mayores
Se aporta nueva evidencia de que el síndrome metabólico, una afección altamente prevalente que aumenta con la edad, se asocia con el envejecimiento biológico acelerado. La inflamación explica aproximadamente un tercio de la asociación, mientras que la disfunción metabólica interviene en el 16% del vínculo.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/173912


Comentario
Autor del comentario
María Luz Gunturiz Albarracín 
Instituto Nacional de Salud, Bogotá, Colombia


El síndrome metabólico (SM) se define como un conjunto de trastornos metabólicos e inflamatorios que incluyen obesidad, presión arterial elevada, dislipidemia y elevación glucosa en ayunas, entre otros. Es una de las complicaciones, presentes en forma simultánea o secuencial, implicadas en el incremento del exceso de peso, aumento de la prevalencia de obesidad y sobrepeso en niños y adolescentes, así como en adultos mayores. Los factores de riesgo que caracterizan al SM son obesidad de predominio central o abdominal, hipertensión, hipertrigliceridemia, hiperglucemia y disminución del colesterol unido a las lipoproteínas de alta densidad (HDLc).1,2 Este síndrome puede ser de especial interés debido al aumento de la prevalencia con la edad aumentando el riesgo de las enfermedades cardiovasculares (ECV) y diabetes mellitus tipo II
(DM2).3
El SM en el siglo XXI es un problema de salud pública mundial que ocasiona alta morbilidad y mortalidad por sus complicaciones, debido al riesgo para el desarrollo de DM2 y de ECV que son las principales causas de muerte en todos los países de Latinoamérica con el subsecuente incremento en el costo para la atención de estos pacientes y el impacto sobre su calidad de vida.4,5 La prevalencia del SM varía dependiendo dediferentes características como, la edad, el sexo, el origen étnico yel estilo de vida. Según criterios de la OMS, esta prevalencia varíadel 1.6% al 15% dependiendo de la población, pero en términosgenerales se estima que entre el 20% y el 25% de la poblaciónadulta del mundo, padecen este síndrome y que tienen el doblede probabilidades de morir y tres veces más de sufrir un ataquecardíaco o un accidente cerebrovascular con respecto a personasque no presentan este conjunto de alteraciones.6,7 McCarthy Ket al,8 en el artículo comentado, indican que el SM tiene una prevalencia estimada del 40% entre los adultos mayores para la población irlandesa.8
Como bien lo mencionan los autores,8 la adiponectina es una hormona producida y secretada por el tejido adiposo, con efectos beneficiosos sobre el corazón, el hígado, las células ß pancreáticas, el cerebro, los riñones y las células inmunitarias.8 Una de las funciones más importantes de esta hormona es mejorar la resistencia a la insulina al aumentar la oxidación deácidos grasos en el tejido adiposo y disminuir las concentracionesde estos ácidos grasos en la sangre y el sistema intracelular y el contenido de triglicéridos (TG) en el hígado y el músculo. Además, tiene una función protectora en los procesos deaterosclerosis.3,9 Sus concentraciones plasmáticas disminuyen en estados de resistencia a la insulina,como en obesidad y DM2, así como en pacientes conenfermedad coronaria.3,10-13 La adiponectina, está directamente relacionada con la sensibilidad a la insulina,obesidad abdominal y cambios en el perfil lipídico (particularmenteniveles bajos de HDLc). Además, existe una relación inversa entreinflamación vascular y niveles plasmáticos de estahormona.3 Sin embargo, se deben indagar otras funciones de esta proteína y de otras que estén directa o indirectamente asociadas con SM. Por su parte, el envejecimiento es “el conjunto de modificaciones morfológicas y fisiológicas que tienen lugar paulatina y gradualmente como consecuencia de la acción del tiempo sobre los seres vivos” y es el resultado de respuestas que se llevan a cabo a todos los niveles (molecular, celular y orgánico), caracterizándose por ser universal, irreversible, heterogéneo e individual, intrínseco y letal que es modulado por factores tanto genéticos como ambientales y se manifiesta de forma diferente entre individuos de la misma especie con un genoma idéntico.14 Los cambios progresivos que se acumulan con el paso del tiempo incrementan la posibilidad de que se generen enfermedades, o bien, la muerte del individuo. Entre las enfermedades encontramos deterioro del sistema musculoesquelético, filtración glomerular disminuida, ventilación pulmonar baja, intolerancia a la glucosa asociada con la edad, pérdida de capacidad auditiva, visual, de memoria y de coordinación motora, así como enfermedades degenerativas. También una mayor incidencia de enfermedad de Alzheimer, Parkinson y ateroesclerosis. La funcionalidad del sistema inmunológico se deteriora y origina un incremento en enfermedades autoinmunes y una mayor susceptibilidad a infecciones. Por otro lado, la incidencia de cáncer aumenta exponencialmente con la edad. Estos ejemplos ponen en evidencia cómo es que el envejecimiento compromete directamente la esperanza de vida, misma que está influenciada por factores como el estilo de vida, la dieta, el ejercicio, el género y la etnia, entre otros.14-16La alteración de la regulación epigenética de la expresión génica se considera como una de las marcas moleculares del envejecimiento. De hecho, existen múltiples aproximaciones para estimar la edad biológica a partir de marcadores epigenéticos, principalmente la metilación del ADN. La diferencia entre la edad cronológica, es decir, aquella que se mide en años desde que nacemos, y la edad biológica, varía mucho de unas personas a otras. No todos envejecemos al mismo ritmo, algunos tenemos una edad biológica mayor que la cronológica y viceversa. Pero, ¿de qué depende este envejecimiento? La edad biológica comienza a separarse de la edad cronológica cuando iniciamos nuestro camino por la vida, en mayor o menor medida en función de factores decisivos como la herencia genética. Sin embargo, otros factores externos como el estilo de vida, la alimentación o la calidad del sueño influyen de manera decisiva en el desarrollo de nuestras células.17
La fisiopatología de la obesidad y del SM todavía tiene vacíos en el conocimiento, a pesar de tener una alta prevalencia a nivel mundialy ser patologías que inducen el desarrollode ECV con altas tasas de morbilidad y mortalidad.Tanto en la obesidad como en el SM el gran protagonista es el tejido adiposo y en particular el adipocito cuyafunción fisiológica es relevante en la regulación metabólica y celular, crecimiento, respuesta inmune, termogénesis, reproduccióny funciones cardiovasculares, entre otras, por lo quela comprensión de las alteraciones en esta célula y en las moléculas secretadas por esta, a nivel genético y epigénetico, es el punto de partida para determinarlos mecanismos y condiciones fisiológicas que conducen al desequilibrio metabólico, causa principal de complicacionesque causan una alta morbilidad y mortalidad asociadas a SM. El estudio del SM y las adipocitoquinas como la adiponectinaen Colombia es de interés, especialmente en niñosy adolescentes, que actualmente tienen malos hábitos, incluyendosobrealimentación, exceso de peso (sobrepeso y obesidad), y estilo de vida.3
Debido a la carga general del SM y sus consecuencias cardiometabólicas, se necesita más investigación para dilucidar las complejas vías involucradasen su patogénesis, nuevos biomarcadores epigenéticos incluyendo aquellos mencionados por los autores del articulo comentadoe indagar si en adultos mayores los fenómenos observados en niños y adolescentes son semejantes o hay mayores complicaciones debido a los procesos senescentes asociados al envejecimiento natural.3
Copyright © SIIC, 2024 Referencias bibliográficas
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Palabras Clave
Especialidades
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Informe
Autor del informe original
H Lou
Institución: Zhuji People’s Hospital,
Shaox China

Beneficios del Ayuno Intermitente
El ayuno intermitente es beneficioso para reducir el peso corporal, la circunferencia de la cintura y la grasa corporal.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/170472


Comentario
Autor del comentario
Luis Del Carpio-Orantes 
Instituto Mexicano del Seguro Social, Veracruz, México


El ayuno intermitente se ha instituido como una estrategia contra la obesidad siendo objeto de revisiones sistemáticas y metaanálisis que intentan mantener ese posicionamiento. Sin embargo, algunas revisiones sistemáticas mencionan que sus resultados no son distintos de los demostrados con las dietas basadas en restricción calórica.1
El ayuno intermitente tiene efectos beneficiosos sobre el perfil lipídico, y se asocia con la pérdida de peso y una modificación de la distribución de la grasa abdominal en personas con obesidad y diabetes tipo 2, así como con una mejora en el control de los niveles glucémicos.2
Una revisión sistemática pronunció buenos resultados del ayuno intermitente en cuanto a la pérdida ponderal de hasta 13% del peso basal, y en pacientes obesos y diabéticos, ayudó a un mejor
control glucémico.3,4
Un metaanálisis realizado para evaluar los efectos del ayuno intermitente en atletas demostró no afectar la masa magra, pero no hubo efectos en la fuerza muscular ni en la capacidad aeróbica.5
Otro estudio, con revisión sistemática y metaanálisis pone en manifiesto la utilidad del ayuno intermitente en el control del peso y en la esteatosis hepática no alcohólica asociada, pero no en control lipídico.6
Otras intervenciones dirigidas a evaluar la superioridad del ayuno intermitente para prevenir enfermedades cardiovasculares no aportaron evidencia de superioridad sobre las dietas de restricción calórica, probablemente porque no hubo mayor efecto sobre hemoglobina glucosilada, y colesterol LDL - VLDL, que son parámetros más específicos del riesgo cardiovascular, así como en marcadores de inflamación de mayor especificidad como IL-6 o FNTa (efecto sobre proteína C reactiva como marcador de inflamación sistémica).7,8,9
Una revisión sistemática exploró la utilidad del ayuno intermitente sobre la microbiota intestinal, afectada por el sobrepeso y la obesidad, demostrando efectos positivos al mejorar la relación Firmicutes/Bacteroidetes y aumentando la abundancia de cepas como Lactobacillus spp. y Akkermansia m. que tienen un efecto protector sobre el metabolismo contra los efectos del aumento de peso.10
Al parecer el ayuno intermitente presenta algunas superioridades en comparación con las dietas de restricción calórica estrictas, sin embargo, comparada con dieta cetogénica, el ayuno intermitente no fue superior en el control de hemoglobina glucosiladapero fue igual de efectivo para control del peso en pacientes con diabetes mellitus 2, sin embargo, se reportan efectos secundarios que deben vigilarse estrechamente. En relación con efectos adversos del ayuno en general y del ayuno intermitente que debe vigilarse es el déficit en el funcionamiento cognitivo.11,12
Algunos escenarios que aun faltan por explorar son patologías como el cáncer y el control del dolor crónico en patologías musculoesqueléticas, donde al parecer podría haber ciertos beneficios aun no bien estudiados. 13,14
En conclusión, el ayuno intermitente es una estrategia dietética adecuada con buenos resultados avalados por revisiones sistemáticas y metaanálisis para el tratamiento de sobrepeso, obesidad y diabetes, sin embargo como estrategia única de tratamiento tiene evidencia limitada para mejorar el pronostico cardiovascular de los afectados por el sobrepeso y obesidad, por lo que debe sumarse a estrategias como programas de ejercicio, tratamientos farmacológicos para obesidad y prevención de eventos cardiovasculares mayores, para tener un mejor impacto.
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Palabras Clave
ayuno intermitente, dieta sin intervención, restricción calórica, circunferencia de la cintura, metanálisis
Especialidades
EM.gif   MI.gif   Nu.gif         C.gif   DB.gif   MI.gif   SP.gif   
Informe
Autor del informe original
T Fernández-Villa
Institución: Universidad de León,
León España

Gravedad de COVID-19 Atribuible a la Obesidad
El exceso de grasa corporal es un factor de riesgo para formas graves de COVID-19; la edad avanzada y la presencia de enfermedades cardiovasculares, respiratorias crónicas u oncohematológicas son otros factores importantes de riesgo. El índice de masa corporal subestima el riesgo, especialmente en mujeres, mientras que el CUN-BAE podría ser el mejor factor predictivo pronóstico, ya que es un mejor estimador del porcentaje de grasa corporal.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/171830


Comentario
Autor del comentario
María Luz Gunturiz Albarracín 
Instituto Nacional de Salud, Bogotá, Equipo Banco de Proyectos, Dirección de Investigación en Salud Pública, Bogotá, Colombia


La obesidad es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial, caracterizada por un exceso de grasa corporal y un desequilibrio positivo entre la ingesta y el gasto de energía. Los efectos metabólicos adversos causados por la obesidad pueden aumentar el riesgo de diabetes mellitus (DBT), muchas formas de cáncer, enfermedad del hígado graso, trastornos hormonales, hipertensión arterial (HTA), enfermedades cardiovasculares (ECV), síndrome metabólico y aumento de la mortalidad, entre otros.1,2 Adicionalmente, personas con obesidad y función inmunitaria disminuida tienen mayor posibilidad de patogenicidad viral. La obesidad, es una inflamación crónica de los tejidos de baja intensidad, cuando se presenta otra inflamación, por ejemplo, por infección con virus como el SARS-CoV-2, que además de infectar el pulmón, se adhiere a la enzima que se
encarga del buen funcionamiento de la presión arterial y de fabricar angiotensina (Ang); condición crítica debido a que los individuos obesos necesitan mayor cantidad de esta hormona para su bienestar, pudiéndose inferir que la obesidad está íntimamente relacionada con patologías cardiovasculares, respiratorias, HTA o diabetes que se han definido como de alto riesgo en la crisis del SARS-CoV-2.3
Al inicio de la pandemia, la obesidad no fue informada específicamente en los estudios de cohorte de COVID-19 de Wuhan (China), pero los datos epidemiológicos regionales de los Estados Unidos sugieren que al menos el 25% de los pacientes que murieron en el 2020 por esta enfermedad tenían obesidad, con tasas similares a las reportadas para ECV en el mismo grupo de alto riesgo (21%).2,4 Por otra parte, en un estudio retrospectivo de 85 pacientes con COVID-19 publicado en el año 2020 por Simonnet et al,5 se identificó a la obesidad como un factor de riesgo para el ingreso a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y mayor atención médica. Además, el Reino Unido para este mismo año reportó que dos tercios de las personas que desarrollaron complicaciones graves o fatales relacionadas con COVID-19 tenían sobrepeso u obesidad y casi el 72% de las personas en UCI presentaban sobrepeso u obesidad, lo que refleja el impacto de la obesidad en pacientes con COVID-19 gravemente enfermos.6
El impacto del COVID-19 en los pacientes con obesidad y obesidad grave no es sorprendente, dado el impacto de esta patología en la función pulmonar. Está bien descrito que la obesidad está asociada a disminución de los volúmenes pulmonares, disminución de la capacidad pulmonar y de la pared torácica, aumento del trabajo respiratorio, del consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono, así como alteración del intercambio de gases. En los pacientes con una mayor obesidad abdominal, la función pulmonar se ve aún más comprometida y el aumento de las citocinas inflamatorias asociadas a la obesidad puede contribuir al aumento de la morbilidad asociada a esta en las infecciones por SARS-CoV-2.2,5 Actualmente, no se sabe si los pacientes con esta patología tienen más probabilidades de tener una mayor gravedad al contraer enfermedades respiratorias, incluyendo COVID-19.
A pesar de que los datos sobre el impacto de la COVID-19 en personas que padecen obesidad son variables, en España se ha reportado que los casos de jóvenes con obesidad severa pueden evolucionar hacia una alveolitis destructiva con insuficiencia respiratoria y muerte. No hay una explicación actual para esta presentación clínica, aunque es bien sabido que la obesidad severa está asociada al síndrome de apnea del sueño, así como a la disfunción del surfactante, también conocida como enfermedad pulmonar intersticial por deficiencia de surfactante (alteración pulmonar que provoca problemas respiratorios), que puede contribuir a un peor escenario en el caso de la infección por SARS-CoV-2. Además, el deterioro del control glucémico se asocia con un deterioro de la función ventilatoria y, por lo tanto, puede contribuir a un peor pronóstico en estos pacientes.3
Como lo mencionan Fernández Crespo et al,8 en el artículo revisado, los estudios que hacen referencia a la influencia de la grasa corporal asociada con una mayor gravedad con COVID-19 lo hacen basándose en el índice de masa corporal (IMC),9, 10 medida que subestima el porcentaje de grasa corporal (GC), especialmente en mujeres y personas de mayor edad.11 En esta publicación se emplea el estimador CUN-BAE que es esencialmente una medida del IMC que tiene en cuenta las diferencias relacionadas con la edad y el sexo en la adiposidad. Sin embargo, se debe tener precaución en el uso de este estimador ya que faltan más estudios en poblaciones diferentes a las caucásicas, con diferentes niveles de actividad física y de poblaciones de varias nacionalidades. De cualquier forma, es notable que en el artículo comentado, los autores reporten que para establecer asociación entre severidad de enfermedades crónicas no transmisibles y de enfermedades respiratorias y COVID-19 el estimador CUN-BAE puede ser de mayor utilidad que el IMC por si solo. Es de destacar que el IMC rara vez se menciona entre los factores de riesgo clínico significativos para COVID-19 reportados en los informes de China, Italia, España o EE.UU. (países con la mayoría de los casos positivos leves y complicados para estevirus), ni tampoco se han establecido asociaciones entre actividad física y la susceptibilidad al virus. Sin embargo, pacientes en riesgo de padecer COVID-19 se han caracterizado por tener enfermedades preexistentes como HTA, ECV, DBT, enfermedades respiratorias crónicas o cáncer, muchas de ellas relacionadas con la obesidad.12
Para concluir, es claro que existe evidencia creciente que indica que la obesidad es un factor de riesgo independiente para enfermedades graves y muerte por COVID-19 y que la prevalencia de la obesidad varía según la ubicación geográfica, con lo cual las estrategias implementadas en cada país y centros hospitalarios y asistenciales pueden variar según la práctica clínica. Por lo cual, la prevalencia de obesidad severa en UCI puede depender de la prevalencia local de obesidad. Copyright © SIIC, 2023 Referencias
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Palabras Clave
gravedad, COVID-19, obesidad, IMC, CUN-BAE
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Informe
Autor del informe original
CA Vázquez-Antona
Institución: Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología,
Ciudad de México México

Alteraciones Cardíacas Subclínicas en Obesidad Infantil
La obesidad infantil se asoció con alteraciones en la deformación miocárdica, inclusive en presencia de una fracción de eyección ventricular izquierda normal.


Publicación en siicsalud
http://www.siicsalud.com/des/resiiccompleto.php/162503


Comentario
Autor del comentario
Claudia M Melillo(1) y  
(1)Bioquimica planta permanente, Instituto Médico Mater Dei


Existe amplia evidencia científica sobre el exceso de peso y su relación con el incremento en la prevalencia de enfermedades no transmisibles (ENT). Estudios ecocardiográficos en adultos obesos demostraron alteraciones estructurales y funcionales en aurícula izquierda (AI) y ventrículo izquierdo (VI) aún en presencia de una fracción de expulsión miocárdica normal. En niños con obesidad se han detectado lesiones ateroescleróticas en aorta y arterias coronarias pero la función cardíaca ha sido menos evaluada. El objetivo de los autores del trabajo “Alteraciones cardiacas subclínicas detectadas por ecocardiografía en escolares Mexicanos con sobrepeso y obesidad” fue identificar cambios tempranos subclínicos en niños sobrepeso y obesidad, contribuyendo con datos científicos para la implementación de estrategias de prevención cardiovascular con impacto en la vida adulta.
Este estudio transversal
incluyó un grupo de 142 participantes de ambos sexos del sur de la ciudad de México, con edades entre 6 a 15 años, que cumplían con criterios de elegibilidad no ecocardiográficos (excluyente: ENT, bajo peso, patologías inflamatorias sistémicas). Evaluaron parámetros antropométricos como peso y talla según lineamientos de la International Society for Advancement Kinanthropometry e IMC con puntaje Z según OMS para edad y sexo (Z mayor +1 DE: sobrepeso, Z mayor a +2 DE: obesidad); presión arterial siguiendo las recomendaciones del National High
Blood Education Program Working Group on High Blood Pressure in Children and teenagers del año 2004; parámetros de laboratorio como glucemia, uricemia, creatininemia y perfil lipídico completo con ayuno de 12hs; estudios de imagen que incluye ecocardiografía M, bidimensional y tridimensional para evaluar alteraciones estructurales y funcionales (diámetros, masa, volumen y deformación miocárdica longitudinal principalmente del VI). La población en estudio se clasificó en tres grupos según IMC. Normopeso 35%, sobrepeso 28% y 37% con obesidad. Respecto de los parámetros de laboratorio evaluados, en la niñez con obesidad se hallaron niveles más bajos de colesterol HDL y elevados de colesterol LDL y triglicéridos respecto a los normopeso, p<0.05. Para sobrepeso, describen descenso significativo solo para colesterol HDL. Este estudio muestra cambios significativos subclínicos en la geometría del VI y en la función ventricular en niños con IMC mayor a 25, con mayor compromiso de indicadores ecocardiográficos en obesidad. Además, registró que en sobrepeso y obesidad el diámetro diastólico del VI sería significativamente mayor respecto al grupo con normopeso. La media del diámetro del septum interventricular, la masa del VI, el volumen diastólico y la aurícula izquierda también se vieron incrementados en el grupo con obesidad, aún después del ajuste estadístico por edad, género y talla. El estudio de deformación miocárdica regional reveló menor deformación en 8 de los 17 segmentos ventriculares evaluados para obesidad y en cuatro para sobrepeso.
Las encuestas de salud de México reportan una prevalencia de sobrepeso y obesidad en la niñez cercana al 33%. Cambios culturales, demográficos y ambientales contribuyen a estas cifras casi epidémicas. Los autores de esta publicación destacan la importancia de intervención oportuna y temprana en los niños con sobrepeso para evitar alteraciones miocárdicas presentes en la niñez con obesidad. Este grupo de trabajo sigue comprometido con la temática a través de un programa basado en cambios en el estilo de vida para el control del peso y el riesgo cardiovascular en población pediátrica. La evidencia presentada por los autores muestra procedimientos efectivos prácticos para la evaluación en pediatría y abre un camino hacía los cambios necesarios en la niñez para conseguir una adultez plena.
Copyright © SIIC, 2022

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